Gili-pobres

 Quizá podría empezar diciendo una frase similar a: “En estos tiempos de coronavirus, nuestro enemigo, el capitalismo ha salido beneficiado…”

Está afirmación, me resulta un tanto familiar. Quizá porque la he oído más veces, sino literalmente, muy parecida. podríamos cambiar el contexto y cambiar de tiempos, pero siempre hay una cosa que se mantiene inalterable.

Quizá, podríamos sustituir “tiempos de coronavirus” por otros tiempos como por ejemplo “tiempos de pandemia, crisis, inestabilidad, déficit, sequía, bonanza…”  y nuestro enemigo , el capital,  seguiría saliendo beneficiado. Vaya enemigo tan poderoso al que nos hemos ido a encarar.
Ojalá poder decir cual mastuerzo: “Dónde está el capitalismo ese, que voy a ir pa´alla y se va a enterar de lo que vale un peine..” El capitalismo, sería un enemigo mucho más vulnerable si se volviera corpóreo… y aquí es cuando yo me planteo… ¿Realmente no lo hace?

Quizá no existan los capitalistas de manual, estilo tío Gilito, fumadores de puros habanos y con sombreros de copa. O quizá sí. Es posible que nuestro viejo enemigo se encarne en esas personas que acaparan y acaparan sin miedo a que se les vuelque la balanza encima. Esa gente, a las que la mayoría de la sociedad trata como deidades, son personas, humanos, corpóreos, antropomórficos… simples mortales. Pero aun siendo iguales al resto en esta condición, ¿porqué resulta tan difícil acabar con ellos?

Tal vez, todxs en algún momento, hemos aspirado a ser como el tío Gilito. Al fin y al cabo la sociedad en la vivimos se ha esforzado en hacernos creer que nuestra meta en la vida es ser como ese dibujo animado que nadaba en una piscina de monedas. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que, para que haya un solo tío Gilito, tiene que haber un millón (sino más) de ti@s “Gili-pobres”.  Podría decir simplemente pobres, pero les llamaré Gili-pobres, porque muchxs aún confían en poder convertirse en ese admiradísimo tío Gilito. 

A mi criterio, lxs “Gili-pobres” son también la encarnación de nuestro incorpóreo enemigo, el capitalismo. Y considero, que por mucho que nos pese, todxs llevamos un “Gili-pobre” dentro. Y es que, ¿a quien no le gustaría que le tocase la lotería o  que le suban el sueldo? 
Nuestro jodido enemigo ha conseguido que nos atomicemos de tal manera, que los “gili-pobres” nos matemos literalmente entre nosotros para conseguir un estatus social mejor. Actualmente, como “Gili-pobres” ansiamos cientos de banalidades que nuestro enemigo, junto a su ambigua aliada, la tecnología, se encarga de ofrecernos en bandeja de plata.

Y es que hoy día, las piscinas de monedas están en desuso, pero tenemos otro montón de gilipolleces en las que podemos invertir nuestro dinero para sentirnos como el tío Gilito.
Ya sabéis; un televisor grande que te cagas, coches, equipos de compact-disc y abrelatas eléctricos… Lxs “Gili-pobres” más ignorantes se desviven incluso por cosas inmateriales como el prestigio de su equipo de futbol (o su patria) y el bienestar de los millonarios que lo forman. A estxs quizá podríamos llamarles “Gilipollas” directamente.

Nuestro enemigo se encarga cuidadosamente de que todos lxs “Gili-pobres” tengamos algo que perder (por mínimo que sea), algo a lo que renunciar, si queremos romper las peras con él.  Incluso puede arrebatarnos algo que él no nos ha otorgado, como las relaciones sociales, la familia o incluso la vida.
Quizá el coronavirus, haya servido para darnos cuenta en parte, de que es posible subsistir sin todas esas “comodidades” que nuestro enemigo nos hace pasar como vitales e indispensables.

Puede que parte de lxs “Gili-pobres” se hayan percatado de que las intenciones de nuestro querido y envidiado tío Gilito, no sean otras que la de aprovecharse todo lo posible del resto de personas que se afanan en ser como él y mantenerlas enfrentadas entre sí.  Quizá lxs “Gili-pobres”  se hayan dado cuenta de que su trabajo no es otro que el de socorrista en la piscina del tio Gilito.  Puede que algunxs “Gili-pobres” hayan aprendido a valorar cosas que el tío Gilito, no nos puede ofrecer.

Puede incluso, que algunxs Gilipollas, se hayan dado cuenta de que quizá las privatizaciones en sanidad, educación, servicios públicos… sólo benefician a sus millonarios ídolos, mientras que a ellxs les dejan en la mierda. Por qué por muy español, católico, y defensor a ultranza del estado español que seas; si te dicen que se ha muerto tu abuela porque no había respiradores porque se nos han ido los cuartos en el gasto militar… Pues quizá te plantees que hay algo aquí que va mal…

Tal vez, lxs “Gili-pobres” debemos aprovechar la coyuntura para intentar dejar de lado ese dichoso prefijo. Es muy complicado y quizá descabellado, pero tal vez deberíamos dar prioridad a lo básico, a lo común, a lo realmente vital, desechar banalidades y convertirnos simplemente en pobres. Pobres. Con poco que perder, y mucho que ganar. Pobres con un enemigo común, corpóreo y abatible (que no sería nuestr@ vecin@ el del cuarto que tiene un coche mejor que el nuestro) sino esa elite, esos tíos Gilitos, despiadados y egoístas que están forzando la balanza al límite. Los mismos que dejarían que tu abuela muriese por echar unas cuantas monedas más a su piscina. Piscina donde deberían ahogarse, y muy probablemente lo harán cuando dejemos de ser sus socorristas.

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