un muerto más a orillas del mediterráneo ¿a quién le importa?

 En el día de hoy 8.000 inmigrantes han entrado en “territorio español” cruzando la valla de Ceuta, de los cuales ya han sido devueltos 4.000 asegurando el ministro Marlaska que ninguno de ellos es menor. Oficialmente se ha contabilizado una muerte, aunque habrá que esperar las próximas horas para confirmar esta cifra. Las fuerzas de seguridad marroquíes fronterizas recibieron la orden de abrir la valla para que pudieran entrar libremente todos aquellos que estuvieran dispuestos a ello, a lo que el estado español respondió rápidamente con el envío de fuerzas policiales y militares para contener la entrada de personas, viéndose forzadas muchas de ellas a lanzarse al mar desesperadamente con el único objetivo de alcanzar territorio español.

Los medios de comunicación han cubierto el suceso en clave de crisis de inmigración o de crisis diplomática comentando la última rueda de prensa de algún dirigente político o conectando con algún portavoz de algún sindicato policial. 

Es evidente que los sucesos acontecidos en el día de hoy son consecuencia última de una lamentable venganza por parte del gobierno de Marruecos por la acogida del líder del Frente Polisario Brahim Ghali por el Estado Español y, también una forma de presionar a España para que lo apoye internacionalmente, como lo ha hecho tradicionalmente. Pero es importante no perder la perspectiva de la raíz del problema.

Las imágenes hablan por si solas, miles de personas totalmente desesperadas por cruzar unos metros de tierra, por huir de la miseria en busca de una vida mejor que probablemente tampoco vayan a encontrar al otro lado de la valla. Es lamentable como un estado puede ejercer presión diplomática utilizando el sufrimiento de su población. Tampoco nos puede extrañar de un país que lleva ejerciendo la fuerza contra la población del Sahara occidental desde los años 70, conflicto que ha provocado recientemente el distanciamiento de las relaciones bilaterales entre España y Marruecos. 

Cabría preguntarnos que derecho tiene un estado para limitar la circulación libre de personas, o incluso, que legitimidad tiene España para ocupar un territorio en África y después prohibir a la población local vecina la entrada. No nos vamos a parar a responder estas preguntas aquí, ya que, a nuestro juicio, se responden por si solas. La intención de este texto es resaltar que el origen del conflicto tiene lugar en la mercantilización de las personas y en la falta de solidaridad entre naciones e incluso personas que ven con buenos ojos que se militaricen fronteras que contengan la pobreza lejos de nuestro horizonte. Y que también, miren para otro lado en conflictos como el que se vive en el Sahara o en Palestina, que por su larga duración se llega incluso a normalizar estos genocidios. Este es la cuestión que debatir, que solucionar, y no otra. 

El líder del partido popular, Pablo Casado, publicaba en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: "Gracias por defender España. @guardia civil @policia @EjercitoTierra"



Supongo que se refería gracias por defender a España de la pobreza de la que la propia España en parte es responsable de haber creado en Marruecos. Los discursos de odio y de rechazo a otras personas únicamente por su lugar de origen, por su raza o condición sexual están, tristemente, a la orden del día. Poner el foco adecuado en este tipo de situaciones puede ayudar a disolverlos o, por lo menos, a evitar que se reproduzcan.

DE AQUÍ O DE FUERA, LA MISMA CLASE OBRERA



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