La sed de dinero, la llamada de agua
A raíz de la crisis sanitaria que vivimos, en la que nos hemos visto privados de libertad de movimiento, son muchas las voces que reclamaban, y más aún en entornos rurales como los nuestros, la posibilidad de poder salir a disfrutar del medio ambiente, la posibilidad de esparcimiento que nos ofrecen nuestros pinares, montes y ríos. Esa evasión y sentimiento que nos genera la conexión con el medio ambiente, a la par que beneficioso para nuestra salud debería hacernos reflexionar sobre la importancia que tiene tanto a nivel personal como social, ecológico, territorial y medioambiental.
En plena meseta castellana donde abundan estepas y llanuras, nosotros, pobladores de la Tierra de pinares, somos los privilegiados de poder tener una de las masas forestales de pinos resineros más grande de Europa. Nuestro característico y distintivo pulmón, el mar de pinares, acompañado por uno de los mejores corredores ecológicos del interior peninsular, las riberas del río Cega. Es uno de los pocos ecosistemas fluviales que mejor se conserva, principalmente al no estar regulado por grandes presas y mantener cierta naturalidad en su régimen fluvial. Las riberas del río Cega están catalogadas como Zona de Especial Conservación como resultado de la enorme biodiversidad que alberga, siendo uno de los pocos refugios de especies eurosiberianas en una zona tan meridional.
Para paliar en cierta medida esta sobreexplotación y contaminación de las aguas subterráneas de la comarca del Carracillo, se llevó a cabo un proyecto de recarga. Este consiste en derivar aguas del río Cega e infiltrarlas en el acuífero del Carracillo para su posterior extracción y uso agrícola. Este proyecto no ha solucionado el problema ni de sobreexplotación ni de contaminación, de hecho, ha acrecentado estos problemas.
Además, ha aumentado la sed y ansias de agua para el regadío y su constante expansión. No siendo suficiente, el proyecto está ya por la tercera fase, demandando aún más agua, solicitando una ampliación de los meses de extracción (de 4 a 6 meses al año) y una reducción del caudal ecológico del río Cega (es decir, el caudal mínimo que tiene que mantener el río para no perder su funcionalidad) de 6898 litros por segundo a tan solo 600, lo que permitiría a la comunidad de regantes extraer en ciertos meses hasta el 70% del caudal circulante del río. Es decir, una vez más solo existen los criterios económicos y son estos los que dirigen las políticas, regulan a su antojo y necesidad el resto de “recursos” como lo es el agua en beneficio de unos pocos y en detrimento de la mayoría. El coste de la tercera fase cuesta 30 millones de euros, de los cuales el 29% lo pagan los regantes y el resto, dinero público.
No conformándose con ello, otra amenaza que se cierne sobre el río Cega es el anteproyecto para la creación de una presa en Lastras. Este proyecto pretende embalsar un total de 44hm3 de agua del Cega, que produciría, entre otros problemas, la destrucción de más de 700 ha de bosque de ribera, afectando directamente a una de las áreas catalogadas como críticas para la Cigüeña negra (emblemática especie protegida) e inundando el manantial de las Fuentes que abastece en la actualidad a 5 localidades con agua de calidad durante todo el año.
Todo ello se traduce en daños irreparables en el río Cega; un desmedido proyecto, una vez más, para satisfacer las demandas del regadío. Se intenta vender como un proyecto de interés general, de regulación del caudal del río y de abastecimiento para la población.
Pero no es el interés general el que se mueve en la sombra de este proyecto, si no, de nuevo, la comunidad de regantes del Carracillo en sus ansias de rebajar sus costes de producción y disponer de agua a su antojo. El interés general de ambos proyectos, la recarga y la presa, son una falacia que dulcemente nos intentan regalar. No pretenden regular el caudal del río, que no necesita ninguna regulación ya que lo que le hace único es el mantenimiento de esa naturalidad de sus caudales con alguna que otra crecida (que solo en Viana y Mojados podría afectar a alguna huerta o garaje construido en el dominio público hidráulico) y estiaje en verano. Tampoco pretenden abastecer el consumo humano, ya que la concesión de agua de las Lomas (Cuéllar) abastece a más de 15 localidades sin la necesidad de ninguna presa que regule el caudal; en este sentido sería un retroceso ya que el manantial de las Fuentes se vería inundado por el pantano y es este el que abastece con agua de calidad a 5 localidades aledañas. Lo que realmente pretenden con este proyecto es la total disposición del agua que necesita este modelo imperante de agricultura intensiva en nuestra provincia.
Parece que el único desarrollo económico posible de nuestra comarca se basa en la instauración de un nuevo mar de plásticos, que sustituya a nuestro mar de pinares. En la instauración de un nuevo el Ejido en el interior peninsular. Por eso necesitamos gritar, por defender el río, por nuestra tierra, por lo natural!
Animo a replantearnos y valorar lo que tenemos al lado antes de que las especulaciones y actuaciones de unos pocos lo destruyan. Que levantemos la voz para poder hacer algo para mantener, conservar y disfrutar de nuestro río Cega.
Debemos tener en consideración la importancia y salud de los entonos naturales que nos rodean, ya que nos aportan en gran medida lo que somos, lo que tenemos. No debemos apartarlos de la lucha ya que son auténticos compañerxs de vida y actualmente son objeto de devaluación, de menosprecio, de abuso, de violencia… son los que más sufren los costes de nuestras actuaciones. También deberíamos poder decidir y velar por el interés general y del medio ambiente, cada vez más mermado y devaluado en favor del beneficio de unos pocos empresarios que intentan dirigir el porvenir de nuestra comarca.
LUCHEMOS POR NUESTRO RÍO
ES AHORA CUANDO NOS NECESITA
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