Tierra de pinares antifascista

 

Al fascismo no se le discute, se le destruye

          


En los últimos años hemos visto un auge del fascismo a lo largo y ancho del mundo. No es un problema local, ni es casualidad que ocurra en este justo momento. El capitalismo, por su propia definición y funcionamiento, acepta la existencia de crisis cíclicas, provocadas por el abuso de la clase dominante, y es la clase trabajadora la que sufre sus últimas consecuencias en forma de desempleo, precariedad y miseria. 

El fascismo se alimenta de la desesperación de los explotadas. El odio y la xenofobia es una de sus señas de identidad atemporales, poniendo el objetivo en la inmigración como el causante de todos los problemas. No olvidemos que la última gran depresión fue provocada principalmente por la ambición sin fin de la banca mundial, la especulación con un bien de primera necesidad como es la vivienda y por la borrachera de corrupción de la clase política.

El fascismo enfrenta a trabajadoras que viven en el mismo barrio, en el mismo pueblo, que tienen los mismos problemas para llegar a final de mes, para sacar adelante a sus familias, que sufren la opresión de las mismas explotadoras. El fascismo te enfrenta con tu primo, con tu vecino. 
El fascismo no va a defender los derechos de las trabajadoras. El fascismo se aprovecha de la vulnerabilidad de las trabajadoras para crecer y poder alcanzar un poder con el que asegurar la supervivencia de los privilegios de las oligarquías, privilegios que han ido perpetuando generación tras generación. 

Desde “Tierra de Pinares Antifascista” creemos necesario dar un paso al frente y denunciar públicamente el ascenso del fascismo en España y, más concretamente, en nuestra comarca. Basta ya de eufemismos y buenismo, no podemos respetar a las que no respetan a las demás.
Buena parte de la culpa de la normalización del fascismo lo tienen los medios de comunicación de masas que lo presentan ante la audiencia como una opción democrática más, a cambio de sumar dos puntos más en la cuota de pantalla. Pero debemos ir más allá, los medios de comunicación de masas son uno más de los tentáculos del poder, ejecutándose en esta ocasión para dividir a la clase trabajadora creando diferencias que no existen en la realidad. Dividen a la clase trabajadora porque tienen miedo de la fuerza que puede ejercer si lucha unida. 

A lo largo del estado, vemos como se suceden las agresiones fascistas contra personas no binarias, contra inmigrantes, contra defensores de los derechos del pueblo. No debemos tolerar comportamientos fascistas en nuestra comunidad. La explotación de las trabajadoras por otras trabajadoras es la más burda representación de la infamia humana. Es nuestra obligación desarrollar redes de empatía y apoyo mutuo en nuestro entorno que consigan mejorar el día a día de nuestras vecinas. Tenemos claro que las minorías que acaparan el poder económico y político están interesadas en vernos aisladas e individualizadas, pero eso no es una opción. 

Fascismo es la ley de extranjería, fascismo es el machismo, la homofobia, la transfobia, el racismo, fascismo es cualquier abuso contra otra persona, fascismo es la reducción de la mujer a la labor de una máquina, fascismo son los CIEs, fascismo son las cárceles, fascismo es la opresión de la clase trabajadora.

Fascismo es toda aquella que consiente y perpetúa todo lo anterior.

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